diumenge, 6 de setembre del 2015

El pan a secas

Mohamed Chukri es un escritor marroquí, nacido en 1935 (en la época del antiguo protectorado español de Marruecos) en la aldea de Beni Chicar, cerca de la ciudad española de Melilla. Si bien su obra no es muy extensa, se ha convertido en un nombre clave de la literatura marroquí contemporánea por su novela El pan a secas.

Es interesante de esta novela rastrear por su proceso de edición y de traducción, que estan íntimamente ligados. Parece ser que el germen de la novela está en la transcripción que Paul Bowles hizo de lo que Mohamed Chukri le dictó en español. Así, Bowles publica en 1973 la traducción de esa novela dictada por Chukri con el título For Bread Alone. Años más tarde aparece la traducción al francés de la mano de Tahar Ben Jelloun, con el título Le pain nu (1980), la tradución al árabe con el título Al-khoubz Al-hafi (literalmente, "El pan descalzo") y la traducción al español de la mano de Abdelah Djbilou, con el título El pan desnudo (1989). Esta novela estuvo prohibida en Marruecos desde 1983 hasta el año 2000 debido a su lenguaje y a su contenido, calificados como inmorales por las autoridades religiosas.

En 2012 aparece una nueva traducción, a cargo esta vez de Rajae Boumediane El Metni, quien corrige el título por el de El pan a secas, mucho más acorde con la idea de escasez que sugiere el tema de la novela y su título en árabe, pudiendo imaginar que el título dado por Djbilou es un calco del título de la traducción francesa. Esta novela está igualmente traducida al catalán (El pa de cada dia, 1990) y al vasco (Ogi hutsa, 2010).

De temática biográfica (dentro de la autoficción), la obra El pan a secas trata la vida de un joven de diecisiete años llamado Mohamed Chukri. Es el día a día de un chico pobre cuyo sustento pasa por ejercer de ratero, prostituto, timador o contrabandista (aunque también de sirviente doméstico, camarero o agricultor). La novela se presenta con un lenguaje soez y deshinibido, acorde a la ausencia de reglas morales que, por otro lado, es lo que se espera teniendo en cuenta las condiciones de miseria y violencia en las que está envuelto el protagonista.

Sin duda, la incomodidad de la novela viene de la falta de pudor, de la ausencia de los principios marcados por la religión, que paradójicamente se imponen a quienes ni siquiera tienen para llevarse a la boca un poco de pan como la única posibilidad de hacer frente a la muerte.