dimarts, 23 de novembre del 2010

El prisionero de la Gran Vía

Desde aquí, un reclamo a las literaturas hispanoafricanas, desterradas del mundo académico español e inexistentes y ocultadas en los estudios filológicos.

Si supieras
que no me dejan los días de fiesta
ponerme el taparrabos nuevo
donde bordaste mis iniciales
temblándote tus dedos de vieja.
Si supieras
que tengo la garganta enmohecida
porque no puedo salirme a las plazas
y ensayar mis gritos de guerra.
Que no puedo pasearme por las grandes vías
el torso desnudo, desafiando el invierno,
y enseñando mis tatuajes
a los niños de la ciudad.
Si pudieras verme
fiel esclavo de los tendidos,
vociferante hincha en los estadios,
compadre incondicional en los mesones.
Madre, si pudieras verme.

Francisco Zamora, El prisionero de la Gran Vía.

Recomendación para una aproximación a algunos textos de una de las literaturas hispanoafricanas (en este caso, la de Guinea Ecuatorial), dentro del complejo reto teórico que supone la literatura africana:

Donato Ndongo-Bidyogo y M'bare N'gom, Literatura de Guinea Ecuatorial. Antología. Madrid: Sial, 2000.

3 comentaris:

Demi Fernández Muñoz ha dit...

M'unix a la causa. En la literatura sempre anem de blancs i purs, la cosa està canviant però...encara queda. Parlant de purs i llegint el poema que has penjat et deixe un poema de Nicolás Guillén, un poeta afrohispanoamericà. Crec que és un bon colp de color "no blanc" que dóna en la diana.

Digo que yo no soy un hombre puro

Yo no voy a decirte que soy un hombre puro.
Entre otras cosas
falta saber si es que lo puro existe.
O si es, pongamos, necesario.
O posible.
O si sabe bien.
¿Acaso has tú probado el agua químicamente pura,
el agua de laboratorio,
sin un grano de tierra o de estiércol,
sin el pequeño excremento de un pájaro,
el agua hecha no más de oxígeno e hidrógeno?
¡Puah!, qué porquería.

Yo no te digo pues que soy un hombre puro,
yo no te digo eso, sino todo lo contrario.
Que amo (a las mujeres, naturalmente,
pues mi amor puede decir su nombre),
y me gusta comer carne de puerco con papas,
y garbanzos y chorizos, y
huevos, pollos, carneros, pavos,
pescados y mariscos,
y bebo ron y cerveza y aguardiente y vino,
y fornico (incluso con el estómago lleno).
Soy impuro ¿qué quieres que te diga?
Completamente impuro.
Sin embargo,
creo que hay muchas cosas puras en el mundo
que no son más que pura mierda.
Por ejemplo, la pureza del virgo nonagenario.
La pureza de los novios que se masturban
en vez de acostarse juntos en una posada.
La pureza de los colegios de internado, donde
abre sus flores de semen provisional
la fauna pederasta.
La pureza de los clérigos.
La pureza de los académicos.
La pureza de los gramáticos.
La pureza de los que aseguran
que hay que ser puros, puros, puros.
La pureza de los que nunca tuvieron blenorragia.
La pureza de la mujer que nunca lamió un glande.
La pureza del que nunca succionó un clítoris.
La pureza de la que nunca parió.
La pureza del que no engendró nunca.
La pureza del que se da golpes en el pecho, y
dice santo, santo, santo,
cuando es un diablo, diablo, diablo.
En fin, la pureza
de quien no llegó a ser lo suficientemente impuro
para saber qué cosa es la pureza.

Punto, fecha y firma.
Así lo dejo escrito.

Anònim ha dit...

Tota una declaració! M'ha agradat molt este poema... A més, crec que respon perfectament a la idea que hi volia transmetre: el castellà té colors provinents àdhuc (acabe d'aprendre esta paraula i m'agrada molt) d'Àfrica!

Afortunadament la nostra llengua està lluny de ser pura. D'una banda i d'altra del món la contaminem, la fem nostra, la manipulem i juguem amb ella. I és d'allò més meravellós!!!

Anònim ha dit...

Es verdad, nunca pensamos en la literatura hispanoafricana pero ahí está. Gracias por rescatar estos versos, me han encantado :-)